¿Qué mejor momento para hacer arte que el día que aprendemos los colores?
Hemos cortado trozos de papel, irregulares e imperfectos, para ir añadiendo garabatos de color según yo les indicaba. Tras una ronda de identificación, donde alzaban el papel coloreado al grito de «un, deux, trois» nos hemos puesto manos a la obra.
Una vez introducidos al oral, han pasado a pegar dichos fragmentos en una hoja, elaborando una composición artística.
Aprovechando tanto arte, se ha escrito el nombre de cada color debajo de cada uno de ellos, resultando composiciones únicas y llenas de color.
Ellos me han dicho «Madame, c’est l’art moderne!».
À bientôt!
Tam.