El curso pasado me inscribí en una formación de Scolartic sobre Escape Room (¡y pude ponerlo en práctica!). Comenzaba lanzando cuestiones sobre el uso que, como docentes, damos a nuestro espacio de trabajo. Tras afirmar que este determina el tipo de aprendizaje proponía reflexionar sobre las siguientes preguntas:
- ¿Me gusta este espacio?
- ¿Qué le aporta a mis alumnos?
- ¿Me resulta útil tal y como está configurado?
- ¿Cómo me gustaría que fuese a mí?
- ¿Ese espacio cambiaría en algo?
- Si fuese un espacio diferente… ¿Podría aplicar otro tipo de metodologías?
Esto me ha recordado una publicación que escribí hace unos años y me ha parecido un buen momento para crear un nuevo apartado en mi blog, en el que además de compartir recursos y actividades, podamos reflexionar sobre la educación actual.
El cambio de paradigma necesita a su vez de un cambio físico.
La estructura clásica del aula, con la “ordenada” distribución espacial, se aleja cada vez más del reflejo que la educación del S.XXI debería mostrar. La ubicación de pupitres de forma individual y orientados hacia la pizarra, anulando la creación de espacios propicios para el diálogo o el trabajo en equipo, aún es una realidad en nuestras aulas.
En referencia a esto, hace unos meses tuve la oportunidad de formar parte de Rekréalo, donde asistí a uno de los talleres impartidos por María Acaso, profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense y Coordinadora de la Escuela Educación Disruptiva de Fundación Telefónica.
“La disposición actual de las aulas y el color verde ministerio de los muebles está creada para el inmovilismo, para escuchar y no actuar. Los chicos desconectan en cinco minutos cuando lo que tienen que hacer es trabajar en grupos”, explicaba Acaso.
De este modo, ante el presente planteamiento, motivado por la aparente necesidad de repensar el sistema, hallamos la importancia de cuestionar aspectos que nos conducen al cambio en educación. “No necesitamos respuestas, necesitamos preguntas” aseguraba Acaso ante nuestra inquietud por la formación disruptiva del profesorado.

Fuente: Rosan Bosch
En esta línea, destaca Rosan Bosch, diseñadora y arquitecta centrada en el uso de la creatividad como herramienta de innovación y cambio. Su filosofía se basa en el diseño como medio para cambiar la sociedad, empezando por el diseño de nuestras escuelas.
Bajo estos principios, atiende a la creación de un ambiente que sea capaz de modificar la forma en la que pensamos, actuamos e incluso sentimos.Los proyectos de Rosan Bosch se caracterizan por la convergencia de aspectos relativos al diseño, pedagogía y organización, permitiendo comprender la relevancia de la arquitectura para que el aprendizaje suceda, atendiendo a la flexibilidad como aspecto clave.

Fuente: Rosan Bosch
Estos proyectos se presentan con el sustento de los cinco iconos que se reflejan en la imagen. El primero de ellos se basa en la importancia de la movilidad, planteando un lugar donde es necesario el movimiento, contando con materiales que se adapten a esta característica y que inviten a la interacción. Seguidamente, un espacio de reunión ocasional como “metodología de pasillo”, donde intercambiar experiencias con el resto. El referente al color naranja se relaciona con situaciones de debate y discusiones en pequeños grupos. Como continuación a este, encontramos el denominado espacio cueva, el cual promueve la concentración y la individualidad, acompañada de la reflexión . Por último, el de color verde, se centra en la creación de espacios diseñados para la comunicación.
En lugar de una configuración clásica aula con pupitres y sillas, un iceberg gigante con una sala de cine, una plataforma y espacio para la relajación y la recreación acoge diferentes tipos de situaciones de aprendizaje.
Fuente: Rosan Bosch
¿Ir a la escuela es realmente tan aburrido? Con coloridos murales, muebles
de diseño personalizados y áreas diferenciadas para el aprendizaje, se crea una nueva posibilidad para la enseñanza y la interacción social, ensalzando el poder de la motivación en el aprendizaje.
Bajo esta concepción, surge la idea de diseñar para lograr un mundo mejor, empezando por los colegios, pues no solo hemos nacido con la necesidad de comer o beber, sino también con la necesidad y curiosidad de aprender y desarrollarnos, lo cual está ligado al espacio donde esto sucede.
La realidad educativa todavía está demasiado alejada de estos sofisticados diseños, pero cada vez más vemos aulas donde se respira la innovación a través de la distribución del espacio (¡Instagram está repleto!). Muchas clases se convierten en verdaderos lugares donde se percibe la pasión por la educación. Detrás de esos rincones, bibliotecas, recursos que inundan las paredes no hay más que horas y horas de docentes que pasan su «tiempo libre» recortando, plastificando y creando recursos.
¡Hourra por esos profes que reconocen en cada esquina una oportunidad de aprendizaje!
Mme López.
